jueves, 21 de noviembre de 2013

Tips para ser buen estudiante por C. M. Osorio:

Como ustedes saben, yo en el pregrado fui buen estudiante, por lo que creo tener TODO EL DERECHO de hacer mis tips con juegos de azar y mujerzuelas. Como todo lo mío, siempre está propenso al debate y no es muy fácil de asimilar de buenas a primeras. Comenzaré:



1. Ser lambón: La lambonería siempre ayuda a acercarse al profesor. Pero la cuestión está ahí: HAY QUE SABER SER LAMBÓN. Métale al profesor temas de su interés, hable con él de su tesis de doctorado, y cuando tenga más confianza, hasta puede discutirle o hacerle sugerencias para que su clase sea mejor. Dígale qué temas no entiende que él, aunque usted sea bruto, verá su esfuerzo por aprender. ¿Por qué recomiendo esto? por que en el colegio conocí varios muchachos brutos que a punta de lambonería pasaban el difícil décimo. Creo que a cualquier profesor le gusta que la gente muestre interés en sus cosas, así sea de labios para afuera.

2. Dejar el maldito orgullo: En el ámbito académico nunca faltan los orgullosos que, por creerse más que el profesor, se ponen en una actitud desafiante que creo, justifica cualquier 'medida de contención' por parte del docente. Lo digo por experiencia: una vez por juntarme con un orgulloso, cometí una estupidez académica, que espero no vuelva a pasar. Los orgullosos son fáciles de identificar: como se creen el centro del mundo, creen que todos los profesores se la montan a ellos, siendo que en realidad el profesor ni sabe que existen. Este es uno de los tips más difíciles de cambiar, por que el orgulloso ya viene con una mala formación desde su casa, y le tiene que pasar algo bien hijueputa para que cambie, como por ejemplo, que le salga otro profesor orgulloso y los haga retirar la materia. Si eres orgulloso y tienes deseos de cambiar, así sea por sólo ganar la materia, no sé, ve a misa, ayuda a niños pobres y entabla conversación con TODO EL MUNDO, desde el indigente hasta el viejito dueño de una gran empresa. Olvídate que el profesor te la monta y más bien sigue sus consejos, que aunque parezca mal profesor o lo que sea, siempre sabe más que tú. Si eres más bien alguien humilde, aléjate de los orgullosos, eso de sentirse solos les hiere el ego y puedes estar haciéndolo por su bien.

3. La nota sí importa: La gente tiende a malinterpretar cuando se dice que 'la nota no importa'. Como siempre los mediocres están a la orden del día para pegarse de cualquier refrán o sabiduría popular malinterpretada para justificar su mediocridad. Lo que creo que quiso decir eso era que uno debe aprender el tema más que sacar buena nota, pero es que en realidad, cuando se aprende y se sabe el tema, uno tiene que ser muy marica para no emparejar eso con las notas. Miren, el ser humano no trabaja así: hay cosas que nos gustan y cosas que no nos gustan, y las cosas que no nos gustan pues NO LAS QUEREMOS APRENDER. Punto. Así que en ese caso, más bien mira el parcial como un reto, donde lo único que te interesa es sacar una buena nota y ya. En el próximo punto (4) les daré un consejo que puede ser peligroso, pero que puede resultar muy útil para estos casos. Y como dijo Agomoso, la nota sí importa por ejemplo, cuando se está aplicando a becas en el exterior. Me encantó darme cuenta que lo que piden qué es: pues las notas, el ranking universitario, y el ranking del estudiante entre los graduados de su promoción. Puros números. Y Colfuturo, que maneja un estilo más del exterior, también es así, se fija en el PROMEDIO y no en qué tan buen debate eras para el profesor.

4. Competir: Como dije anteriormente, esto puede ser un poco peligroso si no se sabe manejar bien, pero como todo los peligroso ES DE EFECTO INMEDIATO. Mire a una persona de su salón, no importa quién sea, dependiendo de su ranking en el salón. Como yo siempre he sido un segundón o tercerón, siempre veía al primero de la clase. Ahora diga DEBO SUPERARLO. Júntese con él/ella, y calladito, analice todas sus estrategias de estudio, pregúntele cosas del estudio y también cotidianidades. Ahora, ya está listo para ser mejor. Sin embargo ya sabe: cero competencia desleal. A veces, a la competencia de uno le agrada que le salgan competidores. Y si usted es de los ranking medios del salón, motive a sus amigos y a otras personas del ranking medio a competir sanamente. Van a ver cómo cambian las notas.

5. Ir a todas las clases: Esta es otra de las mentiras en las que el nuevo sistema educativo nos ha metido y que los que opinan diferente a mí (voy a reservarme lo de llamarlos 'mediocres' por respeto) han malinterpretado. Y lo peor: los profesores han abusado. Ahora se dice que el profesor es sólo un guía y que el estudiante debe aprender por su cuenta. ¡MENTIRA! Hay que aprovecharse del profesor lo que más se pueda. Siéntense adelante con los más nerds y así sea que les hayan pegado un balazo en las costillas vayan a clase. Miren, nosotros los seres humanos somos brutos para aprender del libro, además el libro no es el que hace el parcial, sino el profesor, y como diré en el siguiente punto, muchas veces los profesores sacan los parciales de libros por allá bien refundidos. Cuando vayan a la oficina del profesor, enciéndanlo a preguntas, que si el man es buena gente, les responderá y así se evitarán tener que estudiar del libro. En el peor de los casos habrán profesores que dicen 'lea, que eso está en el libro'. A esos profesores, pistola .|.

6. Ejercicios difíciles: Practicar unos poquitos ejercicios, pero los más difíciles del libro, ayuda mucho más que ponerse a perder el tiempo con ejercicios fáciles. Puede que en el ejercicio difícil se tomen una hora, pero es mucho más probable que salga uno así a que salga uno de los fáciles. También se le puede preguntar al profesor descaradamente qué libros son más difíciles que el el libro guía; de ahí le gusta sacar los parciales. Los profesores son flojos y no se van a poner a pensar en un ejercicio inventado para un parcial.

Bueno, por el momento dejo así, son bastantes tips por hoy. Si se me sigue iluminando la cabeza, escribiré unos cuantos más. Gracias por leerme y muchos éxitos en sus estudios.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Una pequeña reseña sobre El Principito



Hace poco me leí El Principito. Me lo leí porque quería sumar libros a mi panel de libros en Facebook. Es un libro corto, por lo que se presta perfectamente para esa meta. Sin embargo, para ser un libro tan popular, esperaba más. Es un libro bastante ocurrente eso sí, pero está saturado de mucha moraleja. Y el exceso de moralejas no lo deja disfrutar. Parece más una conferencia de un tipo que se las quiere tirar de chistoso que un cuento. Y qué decir de los temas que trata: un árbol que puede voltear un planeta pequeño ¡Por Dios! el simple hecho de tener presente en la cabeza algo tan imposible y absurdo me impide también disfrutar de la lectura. Veo que el libro además tiene un afán por hacer sentir tonto al lector, diciendo que hemos perdido nuestra niñez sumando y restando números. Como alguien de personalidad infantil y que además le gustan los números, y por qué no, el dinero, eso resulta bastante falso y ofensivo. Yo creo que no hay nadie a quien le guste más la plata que a los niños. Además, ya para terminar ¿quién carajos se iba a dar cuenta que eso era una boa comiéndose a un elefante en vez de un sombrero? ¿un niño que piense en una boa con un elefante adentro no es un poco enfermizo? no sé, digo...

sábado, 26 de octubre de 2013

¡Qué difícil es ganar una beca cuando no se tiene pasado de ñoño!

Por: Agomoso


Andrés Gómez Osorio

Se necesitan "méritos o distinciones académicas". Icé bandera en el colegio, en 4to de primaria, pero eso no suma muchos puntos; ya pregunté. Me doy golpes de pecho por los tragos que me tomé durante la universidad, los fines de semana, y de lunes a viernes también, en vez de estar haciendo mejores trabajos. 

Recuerdo con envidia a las 'ñoñas' de la universidad. Tan pilas ellas, siempre cargando contra su pecho una pila de carpetas y fotocopias; armadas de esas cartucheras con esferos de todos los colores y hasta tijeras punta roma. Las muy desocupadas hacían presentaciones en Power Point de hasta 52 diapositivas, incluso para materias que considerábamos "costuras", como ética y valores. Mis amigos y yo mirábamos con desdén a las "intensas" y nos dábamos golpecitos en la espalda: "Nosotros estudiamos para aprender, no lo hacemos por la nota" (sí claro, qué sabiduría la nuestra). 

En consecuencia, mi promedio de comunicador social y periodista es de 4,0. "Es que en esa carrera cualquiera saca esas notas", me dice un primo que estudia finanzas, gobierno y relaciones internacionales. Tiene razón. Debe haber cientos de miles con un promedio mejor y para ellos están dirigidas las becas, que tampoco son tantas como se cree. Mi tío se las tira de informado cuando dice: "Este año se perdieron 1.000 millones de pesos en becas, porque la gente no las busca". Por qué no se postula entonces usted, tío sabelotodo. 

En las convocatorias también piden un "alto nivel" de un segundo idioma. Mi Toefl, fue de 79 sobre 120. Eso no me sirve ni para competir con Yeris Sepúlveda, la ex señorita Guainía que dijo estar "felicing de star in Cartagen Hilton" Esas calificaciones mediocres son un lastre que cargaré siempre. A veces pienso que es mejor estar reportado en DataCrédito. 

Propongo que se creen las becas PP-ASECI (Para Pendejos...) 

Señores de las becas que evalúan las solicitudes, por favor, comprendan que entré a la universidad siendo un niño. Llegué a mi primer semestre con apenas 16 años, expectante del número de novias que tendría (cero, por cierto) y de los litros de alcohol que consumiría, que no fueron tantos por física falta de tiempo ($$$$). 

Es que la universidad es como una gran presentación en sociedad en la que nos ponen a prueba como parte de una comunidad; los padres sueltan a sus polluelos para que aprendan a volar solos, socialicen y sepan levantarse ante cada caída... porque es muy difícil mantenerse en pie estando tan borracho. Yo tenía que esforzarme más que los demás para encajar en ese difícil círculo social: "Es que tú eres pobre, feo y virgen", me decía una amiga. En consecuencia, sacaba sólo una parte de las fotocopias que debía leer y así ahorraba lo suficiente para comprarme el viernes un par de cervezas (sólo un par), a ver si alzaba vuelo. Me dejé influenciar, pagué la 'primiparada'. Pido perdón, me equivoqué. 

La revista Semana publicó un artículo titulado "Las claves del triunfo en la U". Allí se recogen 11 recomendaciones para marcar la diferencia "entre el estudiante vago y el exitoso". Hagan caso a todas, menos a la número 6: "La nota no es la meta" (sí claro, tan sabios ellos). 

Deberían crear un programa que se titule algo así como: Becas PP-ASECI (Para Pendejos - Ahora Sí Entienden que las Calificaciones Importan). Yo pequé de ingenuo. No cometan el mismo error. Ahora me toca pagar las consecuencias, porque eso es más fácil que pagar un posgrado. Fíjense: 

Maestría en ciencia política en la Universidad de los Andes: 20'600.000 pesos. 

Maestría en Relaciones Internacionales en el Instituto Barcelona de Estudios Internacionales: 9.600 euros, más otros 9.600 para manutención (en total unos 50'000.000 pesos, contando tiquetes). 

Master in Public Policy de la Universidad de Harvard: 125.000 dólares de matrícula y manutención por dos años. 

Definitivamente, ganar una beca gracias a un promedio alto y a un mejor inglés que el de Yeris Sepúlveda, no tiene precio. Para todo lo demás... no, ni siquiera tengo MasterCard. 

Hice cuentas y tampoco me alcanza si vendo mi preciada moto AKT. Es más, estoy debiendo dos cuotas. 

Si Natalia París pudo quitarse el estigma... 

El tema es injusto, además, con quienes estudian con esmero, pero tienen por naturaleza problemas de aprendizaje (brutos que llaman). Es el caso de mi primo, el que estudia finanzas, gobierno y relaciones internacionales. Se esfuerza de manera sobrehumana, pero a estas alturas de su carrera acumula un promedio de 3,7. Muchas universidades exigen al menos 3,8 para aceptar a un alumno. Aquí ni siquiera estamos hablando de lo mínimo que se necesita para una beca, sino de lo básico para un posgrado, incluso teniendo la plata para costearlo. Mi primo, al enterarse, me mira horrorizado: "O sea que para estudiar una maestría... me toca volver a nacer...", dice. 

Le pido al Ministerio de Educación que considere mi propuesta de las Becas PP-ASECI. Ya tengo preparada una presentación en Power Point, con 52 diapositivas, para que la evalúen. 

No nos estigmaticen. A quienes ahora sí queremos estudiar, merecemos que la vida nos dé otra oportunidad, como la obtuvo Natalia París. Pobrecita, ha sido víctima de los prejuicios, sólo por el hecho de estar buenísima y de haber tenido uno que otro lapsus mental. Pues ahora, le duela a quien le duela, se estrenará como guionista de una película que ella misma producirá. Quién mejor que esta mujer bella, inteligente, culta y mordaz para romper estigmas. Cruzo los dedos para que ingrese a las ligas de los nuevos talentos de la literatura iberoamericana. Buena suerte Natalia; puede ser que tú abras el camino para quienes queremos rectificar, a pesar de no tener pasado de ñoños.