Viéndolo bien y ahora en perspectiva, la inteligencia artificial y su variable más pragmática, el machine learning (ML), encierra un propósito innoble. Básicamente es etiquetar (aprendizaje supervisado) y segmentar (aprendizaje no supervisado). Y ni hablemos de competir (aprendizaje por refuerzo).
Se supone que como seres humanos nuestra evolución nos debe llevar a etiquetar y segmentar menos a las personas, y a dejar de competir vorazmente por nuestros recursos. Pero cuando uno se mete en el mundo del machine learning, esas vainas se le pegan. Bien reza el dicho: "el que duerme con niños amanece cag...".